LOS COMERCIANTES AMBULANTES

LOS COMERCIANTES INFORMALES

Me parece que el comercio ambulatorio se lleva a cabo en casi todo el mundo.  Quizá en algunos países está regulado o formalizado de alguna manera.  Mientras que en otros países aún se debate en la informalidad y el desorden.  Seguramente estos últimos casos se dan en países considerados tercermundistas, quienes tienen poco desarrollo económico, y por tanto la falta de empleo es bastante grande por las reducidas inversiones existentes que ofrecen pocos puestos de trabajo.  Entonces los jóvenes que año a año ingresan a la edad laboral no encuentran empleo, y es cuando una gran mayoría de ellos opta por crearse su propio trabajo, su propio emprendimiento.

En el Perú se llama “emprendedor” a los que logran crearse un puesto propio de trabajo.  Muchos de ellos jóvenes en edad de trabajar, con títulos profesionales y otros grados académicos, pero tienen que optar por esta solución para obtener ingresos, porque no encuentran puestos de trabajo formales.  Como es de esperar todo inicio es duro, difícil, estresante.  Para salir adelante tienen que obviar trámites, tributos, ordenanzas, y ahí es cuando viene la represión contra ellos.  Me parece que todos merecemos un trato humano, mucha comprensión y sobre todo cuando la represión municipal se lleva sus mercaderías, prácticamente los asaltan, porque estos emprendedores consiguen iniciar su pequeño negocio ambulatorio consiguiendo dinero prestado de una entidad bancaria o de prestamistas; y cuando les quitan sus mercaderías no sólo los dejan sin negocio sino que los dejan endeudados.  Muchos de estos emprendedores venden comida, ropa, utensilios diversos, frutas, golosinas, que no son de procedencia ilícita, sin embargo los despojan de los productos de su negocio, los desaniman, los maltratan como si ellos fuesen delincuentes, y lo único que hace esta gente en las calles es querer ganarse el pan de cada día honestamente.  Cuánta incomprensión, cuanto maltrato, gente inocente sufriendo represalias por querer trabajar y ganarse el sustento diario, ante la incapacidad de nuestros gobernantes de atraer nuevas inversiones que puedan brindar puestos de trabajo formales para que esa mano de obra que año tras año se incrementa con oleadas de jóvenes que deseosos de contribuir con la economía familiar y de su país salen a las calles a trabajar, corriendo todos los riesgos e incomodidades, para su persona así como también para la pequeña inversión que tienen en manos.  Cada emprendedor soluciona al estado peruano la obligación de ofrecerle un empleo, una manera digna de ganarse el sustento diario, evitándole también una crisis de empleos que podría generar convulsión social.

Sin embargo lo que parece bueno para estos emprendedores es malo para nuestras autoridades.  Porque resulta que muchos municipios tienen como política erradicar el comercio ambulatorio, los persiguen, los maltratan, les quitan sus mercaderías, sus pertenencias, y cuando van a reclamar a esos centros represores apenas pueden recuperar sus enseres, módulos, pero casi siempre los alimentos que les fueron arrebatados ya no los recuperan.  Y es más, para recuperar algo de sus pertenencias tienen que pagar una multa que los afecta aún más, porque quizá era lo único que habían podido acumular como ganancia de su emprendimiento o quizá era dinero que deben al banco y que ahora no saben cómo pagar.  Quizá se justificaría ese accionar de los municipales si es que esos ambulantes tuviesen otra alternativa de trabajo.  Pero nuestras autoridades no entienden esa situación de los informales, simplemente los reprimen como si fuesen delincuentes, y todo su delito ha sido salir a las calles a ganarse el sustento diario para él y su familia.  Me parece que no hay que ser muy sabios para entender y darnos cuenta que con esta actitud autoritaria van creando resentimientos y muchos quizá pueden querer desviarse del recto camino del emprendimiento, del trabajo sano, para desviarse y optar por otros caminos nada deseables.  En este último caso los resultados de la represión municipal resultan peores que el remedio aplicado a la población de trabajadores ambulantes.  Me parece que hay que tener mucho cuidado.  Nuestras autoridades deben pensar detenidamente los pro y contra de su accionar represivo en contra de esta masa de trabajadores informales.  Porque el remedio que nuestras autoridades vienen aplicando en contra de los informales puede resultar siendo peor que la enfermedad.

Ya vemos en nuestras calles del Perú mucha violencia, mucha inseguridad ciudadana, tanto por la delincuencia común, por el sicariato, ahora agregados por los inmigrantes venezolanos que se enrolan en el trabajo informal y algunos también en el delictivo.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en El Salvador y Perú, ambulante es la persona que vende en la calle, sea caminando de un sitio a otro o en un puesto fijo en la vía pública, que ambula.  Emprendedor es la persona que con resolución acomete acciones o empresas innovadoras.

Últimamente se está descubriendo que mafias organizadas se han infiltrado en algunos municipios de algunas ciudades del Perú.  Esas mafias trafican con los informales, lotizando las calles, cobrando cupos, amedrentando a los que no se someten.  En algunos lugares esas mafias trafican incluso con lotes de terrenos.

A mi parecer, los ambulantes son una válvula de escape ante la falta de oferta de empleo.  Es decir, es una válvula de escape para el desempleo que cada año crece por los jóvenes que se incorporan a la fuerza laboral de nuestro país.

Quizá ayudaría un mejor enfoque a esta situación, de organizar a estos emprendedores, de ayudarles a ir formalizándose poco a poco, de no quitarles sus mercancías, de no maltratarlos, de no multarlos, de comprenderlos y entenderlos de que no tienen otra alternativa de empleo, que no hay puestos de trabajo para ellos, y por eso ellos han encontrado una forma de ganarse el pan de cada día honradamente en el comercio informal.  Debemos estar conscientes de que si los reprimimos los estamos empujando al desempleo, a la falta de ingresos económicos, y que eso a muchos puede obligar a tomar caminos equivocados que luego la misma sociedad lo tenga que lamentar después, como parece que viene ocurriendo ya.

En este comentario aprovecho para pedir a nuestras autoridades mayor reflexión, mayor comprensión, ayudar a estos emprendedores que optan por crearse su propio trabajo, su propio ingreso.  Comprender que ellos solamente quieren trabajar para ganarse el pan de cada día, honestamente, y no lo hacen por molestar o incomodar a nuestras autoridades.  En cambio, sí pedimos al gobierno y a nuestras autoridades locales y regionales que combatan la delincuencia, la inseguridad ciudadana.  Ojalá pudieran corretear a esos ladrones, a esos asesinos, a esos que hacen daño a nuestros niños y a nuestras mujeres indefensas como lo hacen correteando a los ambulantes, a los emprendedores informales.  Es triste y lamentable tener que escuchar noticias que comunican que cuando el agraviado va a denunciar algún delito se sienten frustrados al no encontrar apoyo de nuestras autoridades, quienes deberían apoyarlos y atenderlos, sin embargo no les hacen caso, los minimizan, lo desaniman a encontrar justicia.   Cuando algún delincuente es capturado, éstos recobran rápidamente su libertad por razones de cuantía u otros argumentos, y luego todavía amenazan a sus denunciantes. Sólo vemos reacción de nuestras autoridades cuando el delito está consumado, cuando van a levantar cadáveres, o quizá en el mejor de los casos a constatar que hubo sobrevivientes tras el ataque sufrido.  Pedimos a nuestras autoridades correspondientes dejar de lado la demagogia de los planes de soluciones que cada vez presentan con bombos y platillos y que muchos de estos se quedan sólo en el papel, que casi nunca llegan a aplicarlos, porque quizá si lo aplicaran algo evitarían, frustrarían algo de esas faltas y delitos que la sociedad los sufre.

PROMAR

FUENTES:

Fotos de google.